El pasado día 26 se celebró el último Pleno Ordinario de este mandato
municipal. Nos parece interesante detenernos un poco en el desarrollo de esa
sesión plenaria porque de alguna manera resume lo que han sido estos cuatro
últimos años. Desgraciadamente, si leemos lo que se ha escrito (y sabemos lo
que no se ha escrito) en las redes sociales, nadie puede hacerse una idea lo
que allí se planteó. Por eso vamos a analizarlo.
En
primer lugar, el Orden del Día, es decir, los asuntos que se iban a debatir.
Desde que lo vimos sabíamos que era un pleno puramente propagandístico. Y esa
ha sido una de las constantes en estos cuatro años: HACER, POCO; PUBLICITAR,
MUCHO. O sea, hemos asistido a un despliegue inusitado de apariciones en las
redes sociales de los concejales y sus corifeos publicitando cosas tan simples
como arreglar el alumbrado público o rellenar un bache, pintar pasos de cebra,
etc. Y si el ayuntamiento no hace siquiera eso, ¿qué es lo que va a hacer?.
Pues
bien, primero nos encontramos con tres reconocimientos públicos a dos vecinas y un
vecino del pueblo que habían destacado en sus profesiones. Vaya por delante que
nos parece muy bien, pero esa relevancia profesional no la han alcanzado en los
últimos meses. Entonces, ¿por qué se hace ahora este reconocimiento público?
Pues porque estamos ante una instrumentalización política de esas tres familias
que, por cierto, pueden estar muy orgullosas de los homenajeados. NOS PARECE
DENIGRANTE QUE UN ACTO ASÍ SE UTILICE DESCARADAMENTE CON FINES POLÍTICOS.
Después
de esto sigue el Pleno y a las primeras de cambio nos encontramos con que toma la palabra un
concejal que si ha destacado en algo ha sido por el abandono de las siglas por
las que se presentó traicionando así a sus votantes, por negarse a devolver un
dinero municipal indebidamente cobrado y por abstenerse en prácticamente en todas las
votaciones (se nota que ni tiene idea ni le interesan los asuntos que se
tratan). En cuanto a las propuestas que ha hecho en los plenos, mejor
olvidarlas: TONTERÍAS Y ESTUPIDECES. Pues ahora, en el último pleno y
precisamente en un punto en el que no había que votar nada se enfrasca en una
discusión en la que, por cierto, salió mal parado. Pero no solo él salió mal,
porque el equipo de gobierno le echó en cara su transfuguismo y su “pesetería”,
es decir que estaba en política SOLO POR DINERO. Bien, pensamos lo mismo. Pero
el equipo de gobierno no puede presumir de combatir el transfuguismo
precisamente. Para no enredar más el asunto recomendamos a los lectores que
rapasen los tres textos que escribimos aquí mismo a principio de junio de 2013
y que ilustramos con retratos de ilustres bandoleros. La hipocresía de
Izquierda Unida y el PSOE en este asunto es palmaria.
Después
salió a relucir la finca “El Alabardero” dando ocasión para que un concejal de
Izquierda Unida, émulo del televisivo mago Andreu, intentara cubrirse el pecho
de medallas de cartón. Hizo un discurso digno de mejor ocasión y época para
ensalzar su disposición a estar en el tajo al lado de los trabajadores
(¿¿¿???). Pero creemos que tuvo un lapsus cuando literalmente dijo que “El
Alabardero es la joya de la corona del patrimonio municipal”. ¡Vaya, hombre!,
menos mal. Alguien reconoce, aunque sea de paso, que esa finca ha sido el mayor intento de una
Corporación de Arahal por invertir en la creación de puestos de trabajo, sobre
todo para jóvenes. Pero para cualquiera
de esos jóvenes que han nacido después o eran muy niños en aquel tiempo
parecería que “El Alabardero” es algo nuevo. El autohomenajeado concejal
debería haber aprovechado la ocasión para recordar que esa finca se adquirió y
puso en funcionamiento en los últimos años ’80 del siglo pasado. Y de paso no
sería malo recordar quiénes destruyeron esos puestos de trabajo y por qué. Y
también, qué han hecho con esa finca las sucesivas corporaciones municipales,
desde 1991 hasta ahora.
Después
se debatió la modificación de la Ordenanza de Tráfico. Anunciamos que
votaríamos en contra porque considerábamos que determinadas sanciones nos
parecían desproporcionadas en su cuantía y de que demasiado a menudo se dejaba
al criterio subjetivo de la Policía Local la consideración de la gravedad de la
infracción. La única respuesta del equipo de gobierno es que esas cuantías las
había proporcionado la Dirección General de Tráfico y que ellos se habían
limitado a copiarlas tal cual. Así, con todo el desparpajo del mundo. Iban
sobrados. Buen argumento. Lo que pasa es que cabría preguntarse: ¿para qué nos
molestamos en tener una ordenanza municipal? ¿Y para qué necesitamos un concejal
que se responsabilice de ese asunto? Siendo así, que venga el Director General
de Tráfico a organizar la circulación en Arahal. Pero lo mejor sin duda fue que
cuando planteamos este asunto, los mismos que habían urdido o perpetrado ese
infame Orden del Día, nos acusaron de aprovecharnos del pleno para hacer
campaña electoral. Ante ese alarde de cinismo uno se queda atónito, no sabe si
salir corriendo de allí, echarse a llorar o hartarse de reír.
Y
después de varios asuntos de trámite llegamos al punto de Ruegos y Preguntas.
Cuando planteamos por qué se había encargado la defensa jurídica del
Ayuntamiento frente a la demanda de un ex trabajador, a un abogado particular en lugar
de a la Diputación, que no nos cuesta nada, tuvimos que oír toda una diatriba
acerca de la ineptitud de los abogados de la institución provincial. No
obstante, se le siguen encargando asuntos de la más diversa índole. Y cuando
afirmamos que esa contratación de un abogado externo por parte de la Sociedad
de Desarrollo respondía sin duda a un caso de “amiguismo” por parte del gerente
de esa Sociedad Municipal cayó el diluvio. Pero todo con argumentos tan huecos
como un tonel. Como Shakespeare dejó escrito, el tonel vacío es el que más
ruido hace cuando rueda.
También
tocamos el sempiterno asunto del coste de mantenimiento de los perros de la
Policía Local. Ya hemos dicho antes que los concejales del equipo de gobierno
iban sobrados, así que en este asunto también dieron dos o tres pasavolantes
para no entrar en un debate final serio acerca de si merecía la pena en
términos de coste-servicio mantener en funcionamiento esa unidad. Claro que tal
vez cometiéramos el error de no tener en cuenta lo bien que queda estar cada
dos por tres en internet mostrando las exhibiciones de los dichosos perritos.
Otra vez, barra libre: paga el ciudadano.
Tocamos
también el estado de la piscina cubierta. Resulta que después de REGALARLE
QUINIENTOS MIL EUROS del bolsillo de todos los arahalenses a la empresa
adjudicataria de las obras, la piscina tiene problemas de estanqueidad. O sea,
que se le sale el agua. Algo así como peinarse con un peine sin púas… Como es
habitual, el equipo de gobierno nos acusa de electoralismo, niegan que haya
habido regalo alguno y que esas filtraciones están en vías de solución. Veremos
por cuánto sale la piscina finalmente ante tanta ineptitud acumulada.
Abordamos
a continuación un asunto que nos intriga sobremanera y al que no encontramos
una explicación racional: años atrás hemos venido observando la imposición de
sanciones a algunos establecimientos hosteleros bastante dispersos en nuestra
geografía urbana. Casualmente, algunos eran denunciados en muy contadas
ocasiones. Pero de un tiempo a esta parte hemos observado que estos que antes
parecían tener cierta bula ahora son denunciados con una periodicidad anormal.
Ante esto planteamos dos cuestiones: primera, que si había establecimientos que
vulneraban la legalidad de una manera constante, se les aplicaran sanciones
mucho más severas, incluso el cierre. No se puede permitir que la multa por una
infracción le salga ventajosa a un negocio con respecto a la recaudación que
obtiene. En segunda lugar, por la sospecha que esta situación nos despierta
instamos al alcalde a que investigara qué estaba pasando. Respuesta: SILENCIO.
¿Sabe alguien cosas que nosotros ignoramos?
Y
para terminar, la traca final. Hace años aprobamos una ordenanza municipal con
objeto de regular el reparto abusivo e indiscriminado de PUBLICIDAD escrita en
la población. Todos hemos visto las calles en un estado lamentable, cubiertas
de folletos de las más diversas empresas y eso es lo que se trataba de impedir.
Pero
he aquí que el PSOE local está inmerso en una guerra interna (otra más) en la
que un sector acusa al grupo municipal, en concreto a Fernando Chaves y Rafael
Serrano (candidato proclamado a la Alcaldía en las próximas elecciones
municipales) de malversar una importante cantidad de dinero del partido.
Nosotros no entramos en esas cuestiones, ellos allá con sus dineros y sus
peleas internas. Pero el hecho grave (muy grave, diríamos) es que el concejal
Rafael Serrano, prevaliéndose de su condición de miembro del equipo de gobierno
ordenó a la Policía Local que identificara a aquellos que procedían a repartir
panfletos informando a la población de esos hechos. Ante esto es inevitable acordarse de aquellos tiempos en que éramos reclutas en un campamento militar y a las primeras de cambio un sargento ordenaba a un cabo: "¡Tómale el número a ese que lleva el paso cambiado!". Posteriormente se ha
abierto expediente sancionador a uno de esos militantes que repartían
panfletos, por vulnerar la ordenanza municipal de reparto de publicidad. Y el
remate: el instructor de tal expediente es el propio Rafael Serrano, el
supuesto ofendido por esos panfletos.. ¡¡¡INAUDITO!!! No cabe mayor
desvergüenza.
Primero,
porque no se puede ni se debe aplicar una ordenanza reguladora del reparto de
publicidad a alguien que reparte comunicados políticos. Ese no es el espíritu
de esa ordenanza.
Segundo,
porque ninguna ordenanza municipal puede impedir el ejercicio de un derecho
recogido por la Constitución.
Tercero,
porque el tal Rafael Serrano no puede instruir un expediente en el que está
directamente afectado. Lo normal, en alguien que tenga dos dedos de frente y un
mínimo de vergüenza, es que se hubiera inhibido.
Pero
aquí está claro que de lo que se trata es de silenciar al adversario
político a costa de lo que sea, incluso utilizando rastreramente una
institución que debiera estar AL SERVICIO DE TODOS POR IGUAL. Por todo esto,
exigimos en el Pleno que el expediente incoado al ciudadano en cuestión fuera
archivado inmediatamente. No vamos a exponer las pobres razones y excusas que
ofrecieron tanto Fernando Chaves como Rafael Serrano para seguir insistiendo en
que el repartidor de panfletos debía ser multado. Y también muy grave, el silencio sepulcral en la bancada de
Izquierda Unida, socios de gobierno del PSOE y por tanto cómplices de esta
mamarrachada por no llamarla con palabras más gruesas.
Efectivamente,
reiteramos, este grupo de demócratas de pacotilla que se quejan de la llamada
“ley mordaza” que quiere imponernos el gobierno de Rajoy, no se cortan un pelo,
no tienen reparo alguno, en intentar amordazar a todo aquél que no comulga con
sus ideas. Aunque para ello tengan que usar los modos y maneras de los tiempos
más negros de la dictadura franquista.
Decíamos
al principio que este Pleno era un ejemplo palmario de lo que ha sido el
gobierno municipal en estos cuatro últimos años. En la cara del espejo donde el
equipo de gobierno se mira están las fotos en internet intentando vender
políticamente las mayores estupideces, la finalización del teatro y la piscina
cubierta, el reparto de peonadas y dinero para atender las necesidades básicas
de algunos ciudadanos, la mejora de la Hacienda Local, la efectividad de la
Policía Local… En ese espejo se miran todos los días cual madrastra de
Blancanieves para que les diga que son los más bellos, los mejores. Sin
embargo, detrás del espejo está la zona oscura que se trata de impedir que se
ilumine, los sobrecostes del teatro y la piscina, los espantajos del tractor
perdido y el supuesto guarda de la obra del teatro, las cuantiosas
gratificaciones a la Policía Local, el despilfarro de dinero público en aras de
los objetivos políticos, la desastrosa política de personal (¿se acuerdan los
de Izquierda Unida de aquél cartel con el dibujo de un enchufe?) y, por no ser
exhaustivos y terminar con lo mismo del pleno comentado, la destrucción de los mínimos
principios democráticos.
Esa
es la realidad que se trata de ocultar.
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